Jennifer Lawrence no es precisamente una actriz que se esconda detrás de las cámaras. La estrella de Los juegos del hambre y Sin malos rollos ha demostrado en más de una ocasión que, cuando se trata de interpretar papeles desafiantes, no tiene reparos en cruzar ciertos límites. Uno de los más claros fue en Gorrión rojo, el thriller de espionaje dirigido por Francis Lawrence en 2018, donde la actriz se despojó de mucho más que su vestuario.
Durante el rodaje, Lawrence optó por moverse con naturalidad entre secuencias de alto voltaje erótico, al punto de pasearse desnuda por el set sin preocuparse demasiado por el qué dirán. Una actitud que, según ella misma reconoce, llegó a incomodar a parte del equipo técnico.
Jennifer Lawrence y su relación con los desnudos en ‘Gorrión rojo’: “No quiero la bata, estoy buena”
Pero lejos de arrepentirse, la actriz lo ve como una señal de crecimiento personal y profesional: “No quiero la bata, estoy buena”, declaró con una mezcla de humor y confianza que solo alguien como ella puede permitirse. Gorrión rojo no es precisamente una película ligera. Sexo, violencia, manipulación y una protagonista que atraviesa una despiadada transformación personal marcan el tono del relato.
Para interpretar a Dominika Egorova, una bailarina reconvertida en espía, Lawrence tuvo que desnudarse, literal y emocionalmente. Y aunque reconoce que aceptar el papel la sacó de su zona de confort, también afirma que fue una experiencia empoderadora. A partir de entonces, dejó atrás antiguos complejos.
“Todos me hicieron sentir tan cómoda que probablemente empecé a incomodar a los demás. Porque pensaba: ‘No quiero la bata. Estoy buena. Estoy comiendo’. Y todo el mundo estaba como: ‘Necesita taparse’”, explicó entre risas. Pero lo cierto es que Gorrión rojo marcó un antes y un después en su forma de abordar escenas íntimas: “Ya no tengo el mismo miedo ni la misma inseguridad que antes. Así que, ya sabes, siempre aceptaré papeles por la misma razón”.
La actriz también recordó, en contraste, una experiencia muy distinta en Passengers, donde tuvo que rodar una escena de sexo con Chris Pratt. Entonces, se sintió tan vulnerable que recurrió al alcohol para sobrellevar la situación: “Me puse muy, muy borracha”, confesó tiempo atrás. Aquel momento la marcó, pero también evidenció cuánto había cambiado cuando llegó Gorrión rojo.
Un cambio que volvió a quedar patente en Sin malos rollos, la comedia donde Lawrence protagoniza una escena completamente desnuda, en clave cómica y sin tapujos, considerada ya una de las más memorables –y divertidas– de su carrera. Una prueba más de que, cuando se trata de reírse de sí misma o mostrar el cuerpo sin complejos, Jennifer Lawrence no tiene rival.