Análisis Sunderfolk: Un RPG táctico por turnos destinado a revivir las tardes de partidas entre amigos y familiares (PC, Switch, PS5, Xbox Series X)

Sunderfolk es la ópera prima de Secret Door, un estudio californiano fundado en 2020 por un grupo de exmiembros de Blizzard, aficionados al rol y a los juegos de tablero, con un claro objetivo en mente: crear un juego de rol de mesa que mantuviese el espíritu de las sesiones que disfrutamos sentados con amigos… pero frente al televisor, de forma digital. Aunque a priori parece una tarea fácil a tenor de la cantidad de propuestas que hemos recibido en los últimos años en este campo, está claro que trasladar las bondades de estos juegos al mundo de lo digital, pese a que ambos casan a la perfección, es mucho más complicado de lo que cabría esperar en primera instancia. Sin embargo, y a juzgar por el resultado que ofrece su primer retoño, es difícil encontrar hoy en día una experiencia cooperativa tan simple y a la vez compleja como esta que hoy analizamos.
Es simple, decimos, porque está pensada para que los jugadores menos duchos en estas lides puedan acercarse a él sin agobiarse. Y compleja, porque su mecánica no discrimina a los que se sientan más cómodos con el género y propone también para ellos una serie de retos muy interesantes.
No es un logro menor, sobre todo si tenemos en cuenta que Sunderfolk es un RPG estratégico por turnos basado en los conceptos tradicionales del juego de rol de mesa, con vista isométrica, ritmo de juego relativamente pausado y un mazo de cartas que determina por azar la calidad y el efecto de nuestros ataques y hechizos.
Su mayor peculiaridad es que lo hace con la idea puesta en disfrutar de la experiencia en cooperativo, entre dos y cuatro amigos, y sin dejar de lado aspectos como la narrativa o el apartado gráfico. Y, por si esto fuera poco, también propone hacerlo a través de un sistema de control poco habitual: a través de nuestro dispositivo móvil.
Un ojo en la tele, el otro en el móvil
Aunque en la teoría puede que a muchos suene un poco extraño, sobre el papel este sistema es uno de los mayores aciertos de Sunderfolk. Al comenzar a jugar, el juego nos invita a seleccionar a una de las clases de héroe que están a nuestra disposición. En total son seis: Piromante, con una potencia mágica de fuego y movilidad alta; Pícaro, tan ágil como equilibrado en todos los sentidos; Bárbaro, el clásico tanque centrado en el cuerpo a cuerpo; Explorador, el personaje idóneo para los estrategas, dado que se trata de un arquero que también se desplaza con facilidad por el mapeado; Bardo, un héroe de apoyo muy útil para proteger al resto de miembros, y por último el Arcanista, que normalmente se ubica en la retaguardia y se especializa en controlar el campo de batalla a través de lo arcano.
Tanto si jugamos en solitario como si lo hacemos en compañía, podemos elegir un máximo de cuatro héroes para los combates. Sin embargo, antes de hacerlo será menester escanear un código QR que aparece en pantalla para sincronizar nuestro teléfono móvil con el juego. Más que sincronizar, lo que realmente sucede es que descargamos una aplicación gratuita que servirá como nuestro mando de control de ahora en adelante. Llama mucho la atención al principio y produce cierto rechazo: ¿por qué no podemos controlar a los personajes con el mando?
Pero, en realidad, la explicación es muy sencilla: el móvil se convierte aquí en una herramienta que potencia la experiencia de juego, primero porque permite a los jugadores unirse a la partida rápidamente y sin los problemas habituales en este sentido (fallos de conexión, por ejemplo); y segundo porque amplía y personaliza la información que aparece en pantalla sin saturar, permitiendo así que cada jugador tenga a mano (nunca mejor dicho) todos los datos que le pueden ser útiles tanto en las misiones como en la base de operaciones.
Un tablero digital, una partida como las de antes
Desde el móvil controlamos los movimientos de los personajes, que se realizan a través de casillas y por turnos como suele ser habitual en el género. En los primeros combates que sirven como tutorial se explica el sistema muy bien, de forma progresiva y simple: si queremos mover a un héroe, primero hemos de seleccionar una carta de su baraja, desde donde se establecen los parámetros de ataque, movilidad, etcétera. Una vez tirada la carta, deslizamos los dedos por la pantalla del móvil mientras miramos la pantalla del televisor. Los primeros momentos son algo raros, pero una vez nos acostumbramos al sistema, resulta ser intuitivo y práctico. Además, y esto es fundamental dada la naturaleza del juego, permite que con un solo mando puedan unirse hasta cuatro jugadores siempre y cuando vinculen primero su móvil con nuestra partida.
Tras lanzar la carta principal, pasamos a elegir qué actividad preferimos realizar, que generalmente suele ser atacar a algunas de las unidades rivales a los que nos enfrentamos. Cuando atacamos se despliega el mazo del Destino, en el que disponemos de tres tipos de cartas (positivas, neutras y negativas) que influyen en el impacto de nuestro golpe, ya sea modificando el valor del ataque o generando estados alterados de cualquier tipo. Cada carta tiene además una serie de efectos adicionales, como las pasivas y los efectos de estado, que aparecen en la parte inferior de la pantalla de nuestro móvil. En el caso del Bárbaro, por ejemplo, su pasiva se denomina "Furia protectora", y cumple dos funciones: por un lado, otorga un punto de furia durante una ronda al recibir daño; por el otro, si estamos en modo de furia, infligimos dos puntos adicionales de daño, mientras que recibiremos uno menos en caso de ser golpeados.
Pensado para todos los públicos
Si todo esto os parece un poco confuso, no es preocupéis: lo cierto es que es más difícil explicar lo que sucede en pantalla que acostumbrarnos a ello. En la práctica, y gracias en parte a contar con buenos tutoriales y a una curva de dificultad muy bien medida, no es en absoluto complicado familiarizarnos con el sistema de juego. Pese a ello, Secret Door ha visto a bien incluir varios niveles de dificultad con los que facilitar el acceso a todo tipo de jugadores, como bien comentamos anteriormente. En total hay cuatro que nos permiten elegir qué tipo de experiencia de juego preferimos: roca brillante, equilibrada, desafiante y roca oscura. Es decir: de fácil a muy difícil.
Tener varios modos de dificultad es un acierto, porque permite que, independientemente del nivel de experiencia de cada jugador, todos podamos ajustarnos a las necesidades de la partida. Hay diferencias notables (sobre todo en el sentido estratégico) entre estas distintas modalidades, por lo que vale la pena echarles un vistazo cuando sintamos que la partida ha dejado de exigir que saquemos lo mejor de nosotros mismos para superar la IA enemiga. De elegir un nivel u otro dependerán aspectos tales como el número de vidas (infinitas, por ejemplo, en el modo roca brillante), el límite de rondas que se nos permite disputar o el estatus de los aliados. Las reglas con las que actúan los monstruos también cambian, pasando de centrarse en los objetivos más cercanos a fijar la atención en los más débiles, etcétera.
No solo de combate vive el héroe
La mecánica de juego discurre entre misiones en las que hemos de completar un objetivo. Algunas veces consisten en rescatar a varios compañeros de un ataque rival, otras en solucionar una serie de puzles o de pequeños retos; a veces solo nos tenemos que centrar en combatir, otras también en ir cumpliendo objetivos secundarios, como tirar objetos de los límites del escenario, abrir cofres que nos otorgan interesantes premios, etcétera. Nuestros héroes cuentan con una serie de cartas personales, además del mazo del Destino, pero también con objetos que, una vez equipados, ofrecen importantes beneficios. Como para recoger el dinero que sueltan los enemigos al morir es imprescindible pasar por su casilla, tendremos que plantear muy bien la estrategia que vamos a emplear en cada misión y cubrir así todos los retos que se proponen.
Aunque las misiones no suelen ser especialmente largas, sí que requieren que nos coordinemos con nuestros compañeros para no caer en las distintas trampas de nuestros oponentes. También es importante cuidar bien a los PNJ a los que tenemos que rescatar (o echar, dependiendo de las circunstancias), dado que desde nuestra base de operaciones podemos visitar distintas ubicaciones del mundo en el que se ambienta la historia. No existe la exploración como tal, solo puntos que podemos seleccionar para interactuar allí con personajes secundarios, llegando incluso al punto de tomar decisiones importantes o de cambiar sus diálogos en función de las decisiones que hayamos tomado en determinadas misiones. Este concepto viene a añadir algo de variedad al conjunto, aunque no es el aspecto en el que se centra la experiencia de juego.
Cooperativo ante todo
Esta experiencia de la que hablamos viene dada por las peculiaridades de su mecánica. Cada cierto tiempo se propone que bauticemos distintas razas, ubicaciones y objetos como queramos, lo que provoca momentos divertidos entre jugadores; como solo podemos interactuar con tres PNJ en nuestra base de operaciones, cada jugador tendrá que establecer con el resto qué información preferimos obtener o cómo maximizar los esfuerzos. Puede que las misiones discurran que cierta normalidad y sin ofrecer nada realmente nuevo que no hayamos visto antes en el género, pero todo lo que respecta al plano cooperativo está pensado de forma orgánica, sencilla e intuitiva.
Esto es un arma de doble filo, porque si bien es cierto que la experiencia cooperativa es muy divertida y rica en matices, las propias características de la mecánica de juego nos llevan a abrumarnos con facilidad si probamos el modo para un jugador, donde tendremos que realizar las mismas acciones que si fuésemos en grupo…, pero por nuestra cuenta y sin la parte más agradecida de jugar en compañía. Sucede en este aspecto algo parecido a lo que sentimos con el argumento, ya que, sin estar por debajo del mínimo exigible en estos casos, es evidente que son conceptos en los que no se ha insistido tanto como en otros, algo que podría llegar a frustrar si no somos plenamente conscientes de cuál es el público al que Sunderfolk va dirigido.
Un GM a la altura de las circunstancias
Además de su peculiar sistema de control, Sunderfolk destaca por su notable puesta en escena, con un apartado gráfico que se ajusta bien al imaginario del juego, plagado de mapas coloridos y pequeños pero muy bien delimitados. Pese a que su nivel artístico es notable, el resto de aspectos gráficos no llaman especialmente la atención. Lo mismo sucede con el argumento, que nos lleva a descubrir el fantástico mundo de Arden, al que tendremos que librar del peligro que lo acecha, pero que no va mucho más allá de los clichés a los que el género nos tiene acostumbrados. Aunque lo más probable es que acabemos centrándonos en cualquier cosa menos en la historia, es una pena que no se haya hecho un esfuerzo por elaborar un argumento con algo más de fuerza (que no de gracia, ya que el sentido del humor ligero es el que nos empuja a seguir jugando).
Uno de los aspectos más destacados de la parte técnica es la presencia de la actriz Anjali Bhimani, que da voz al GM (ya sabéis, el Game Master o máster), y a su vez a todos los personajes, principales y secundarios, que figuran en la partida. Aunque solo podemos disfrutar de su trabajo en la versión original en inglés, vale la pena elogiar tanto su labor como la que han realizado los responsables de trasladar su peculiar estilo también al español. Por cierto, el juego llega al mercado completamente traducido a nuestro idioma, por lo que entender los acontecimientos que narra el argumento no será aquí un problema. Para los curiosos, Bhimani ha participado en proyectos de incuestionable importancia, como Overwatch, donde interpreta a Symmetra, Diablo IV o el más reciente Avowed.
Conclusión
Sunderfolk es un juego pensado para disfrutar entre varios amigos juntos en un mismo salón. Más que centrarse en el argumento, que no está mal pero tampoco ofrece nada que no hayamos visto mil veces antes, lo que propone es que nos sentemos a compartir ideas para solucionar alguno de los problemas que ofrece cada nueva misión a la que nos enfrentamos. No es, evidentemente, un título que se caracterice por contar con una mecánica muy compleja o que esté especialmente destinado para los aficionados de este género. Nada más lejos de la realidad. El gran acierto de Secret Door ha sido ceñirse en todo momento a su propósito: que todos los jugadores puedan disfrutar del juego independientemente de la experiencia con la que cuenten o del interés que puedan mostrar hacia esta modalidad de juego.
Tanto la parte visual, con un apartado técnico que destaca en el lado artístico, como la sonora, con mención especial al trabajo que realiza la actriz Anjali Bhimani en la versión inglesa (la española también es muy destacable), como la jugable, fácil de entender y rápida de asimilar, están a un nivel muy notable. Aunque tal vez haya mejores opciones si lo que buscamos es una buena experiencia en solitario, está claro que los que quieran hacerlo en compañía encontrarán aquí un firme candidato para rellenar las noches de diversión casera.
Hemos realizado este análisis en PS5 con un código proporcionado por Rocky Oceans.
NOTA
Puntos positivos
Puntos negativos
En resumen
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