Mark Zuckerberg ha activado su modo "fundador" y está dispuesto a pagar entre 10 y 100 millones de dólares por cabeza para formar un escuadrón de élite en inteligencia artificial. El objetivo: construir un laboratorio de superinteligencia que permita a Meta recuperar el terreno perdido frente a OpenAI, Google y Anthropic. Según The New York Times, el plan pasa por fichar a 50 investigadores de primer nivel, muchos de ellos ya asentados en las principales potencias del sector.
Meta quiere volver al juego de la IA y está dispuesta a tirar la casa por la ventana: Mark Zuckerberg está desesperado
Las cifras marean. Hablamos de ofertas que van desde las siete hasta las nueve cifras. Aunque no se trata de cheques directos de 100 millones, sí de paquetes salariales estructurados en su mayor parte en acciones (RSUs), repartidas trimestralmente a lo largo de cuatro años. Un incentivo que deja muy atrás los hasta ahora “escandalosos” 2 millones anuales que ofrecían otros gigantes. Todo sea por atraer talento en un contexto cada vez más competitivo.

El movimiento llega después de una serie de tropezones dolorosos. Meta ha visto cómo sus modelos LLaMA quedaban rezagados en benchmarks y su imagen salía tocada tras descubrirse que manipulaban pruebas de rendimiento para maquillar resultados. A eso se suma la marcha de nombres clave, como Joelle Pineau, exdirectora de investigación de IA, lo que ha dejado a la compañía en una posición incómoda frente al ritmo vertiginoso de la competencia.
Pero Zuckerberg no solo quiere fichajes estelares. También ha puesto sobre la mesa 15.000 millones de dólares para hacerse con cerca de la mitad de Scale AI y sentar en la mesa a su joven CEO, Alexandr Wang, amigo personal del fundador de Meta. Wang, que se hizo multimillonario vendiendo datos para entrenar modelos de IA, podría aportar no solo tecnología, sino también conexiones políticas en un momento en el que el escrutinio regulatorio se intensifica.
Mientras OpenAI sueña con la AGI y Sam Altman mira al futuro, Google afina Gemini y Microsoft compra talento a golpe de talonario, Meta se la juega con su apuesta más ambiciosa desde el fallido metaverso. La gran incógnita es si esta vez, el dinero —mucho dinero— será suficiente para evitar otro tropezón histórico.